Pagina:Baretti - Prefazioni e polemiche.djvu/330

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El hipérbole es un poco mayúsculo: pero, poniendo las cosas en su verdadero punto, digo sin esageracion que comia leyendo en ella y si dormia sonaba en ella. El conceto que hice de su mèrito por lo que toca al assunto principal, es el mismissimo que hicieron cuantos la han leido con ojos limpios y claros; y tengo para mi que no sean menos numerosos los que la leyeron con leganosos y turbios, pues en Espaiia no tiene fin ni fondo el fraile tontarron que la empuerca y la inficiona por todas partes.

En mi viaje susodicho toqué de passo lo poco que me contentò en la Historia gerundiana aquella tan larga critica al libro del Barbadino, de quien no habia necessidad hablar tan prolijamente, siendo assi, que Su Merced es un escritor de muy poca monta. Huviera tambien escusado el panegirico al Vieira, pues su ternidad portoguesa tuvo mas que su tantico de fray Blas, mal que le pese: y en mi ánima que corno italiano no echara menos las alabanzas demasiado profusas a mis dos paisanos. Oliva y Séiíeri, ambos jesuitas comò el Vieira, cuyas obras en punto de lengua toscana son bastante malditas, sin tomar en la cuenta las tantas sutilezas ridiculas y los frecuentes piojosos concetillos de ambas Sus Reverendissimas; ni me hicieron tampoco buena sangre las apologias malogradas a favor de los viles aprobantes del Florilegio y del Sermon de Santa Orósia, a los cuales, en premio de sus enganosos y desvergonzados equivoquillos se debian, no apologias, sino palos y mas palos.

Estas pocas tachas ecetuadas, yo quedé en lo restante tan enamorado de la tal obra, que hice proposito firme y perpetuamente valedero de dar a la luz de la estampa las dos partes della luego que me hallase en pais libre, y donde lo pudiessen hacer aquellos impressores, que tratan, no de santos, sino de picaros, a los archivenerandissimos padres metaforicos, de cualquier color que se vistan, bien noticiados que los mas dellos no son otra cosa.

Solo me detenia respeto a la segunda parte un escrupulillo, que en mi genio demasiadamente cosquilloso en materia de impressiones puede llamarse un escrupulazo de á folio. Habia