Pagina:Baretti - Prefazioni e polemiche.djvu/329

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y fui muy a pico de perficionarme en ella durante la parte de aquel invierno qua passe en Madrid la segunda vez que fui a E^pana. No me atreveré a jurar que la hablo de corrida comò las otras tres y mucho menos que la escribo con rigurosa propietad, pues está jatancia acreditaria de tanto a cualquiera, que se ensalzasse tanto, sin haber vivido anos y aiios en el pais adó se habla. Dire todavia y sin demasiado temor, que creo entenderla comò él que mas; que tengo encajada en mi cholla toda su energia, su primor, su delicadez, sus infinitas gracias y donosuras; y que son muy raros los bellos idiotismos de que abunda, que no se sujeten a mi lenguajera comprehension : pero hablarla ladinamente y escribirla de todo golpe no es lo mismo que entenderla.

Que te parece, letor amoroso, destas mercedes que me hago sin tu prèvia licencia? Pues tenlo por simpleza ó por sencillez, no sacaré >o la morena contra ti por está niiieria. A mi me parece que no me le vanto falso testimonio, aunque lego y pecador: y assi, continuando en mi opinion basta que me informes mejor, digo que en virtud desta mi provision de lengua espariola, mostre en llegando a Madrid mis vehementes desseos de leer aquel cacareado libro; y apenas abri la boca cuando un seiíor, de cuyo nombre no quiero acordarme (haz cuenta seria un magnate de la corte) que a pesar de la proclama retenia comò otros muchos la primera parte impressa, púsomela en las manos y sin mas ceremónias hizome della una libre y assoluta donacion inter vizos. Hizo mas el generoso andaluz, pues accompaiió el esemplar de la tal estampada parte primera con otro de la segunda manuscrito, siendo de saber que el Santo Tribunjil (assi le llaman por alla) solo prohibió la primera parte, contentándose (nota la clemencia inquisitoria) de poner entredicho provisionai para que la segunda no se imprimiesse, sin meterse por nada con las muchas copias manuscritas que corrian della por toda Espafia.

Ahorremos de razones, mi seiior letor. Comenzé a leer la obra y sucedióme lo que a tantos la primera vez que la leyeron. Olvidéme de comer y de dormir basta que me la engjulli toda.